
Una hernia se produce cuando un órgano o parte de él se sale de la cavidad que lo contiene y pasa a través de un agujero o zona débil en una de las capas de la pared abdominal que rodea el músculo, denominado fascia. En el caso de las hernias inguinales, son protuberancias en la ingle.
Este tipo es más común en los hombres y puede desarrollarse hasta bajar al escroto.
Alrededor del 75 por ciento de todas las hernias se presentan en la región inguinal.
En términos generales, el paciente que padece una hernia inguinal presenta un bulto o tumefacción en esta región, aunque normalmente no se presenten síntomas. En algunos casos, se asocia también un dolor leve o malestar que se ve acentuado al realizar esfuerzos.
Cuando se produce el agrandamiento de la hernia, ésta se puede atascar dentro del orificio y perder el riego sanguíneo. En este momento, es frecuente que el paciente presente un cuadro de náuseas y vómitos y no sea capaz de eliminar gases o tener evacuaciones intestinales.
Si esto sucede, se requiere de una cirugía inmediata.
HERNIOLAP (HERNIOPLASTIA LAPAROSCÓPICA)
La reparación laparoscópica de hernia. En este abordaje, se inserta a través de una cánula, un pequeño tubo hueco, un laparoscopio (un telescopio diminuto) conectado a una cámara especial que permite que el cirujano visualice la hernia y el tejido circundante en una pantalla de video.
Se insertan otras cánulas que permiten que su cirujano trabaje “por dentro”. Por lo general hacen falta tres o cuatro incisiones que miden un cuarto de pulgada. La hernia se repara desde atrás de la pared abdominal. Se coloca sobre el defecto de la hernia un pequeño pedazo de malla quirúrgica, la cual se fija con pequeñas grapas quirúrgicas. Esta operación suele hacerse con anestesia general u ocasionalmente con anestesia regional o espinal.
HERNIOPLASTIA (CIRUGÍA ABIERTA CONVENCIONAL)
El abordaje abierto se realiza desde el exterior a través de una incisión de tres a cuatro pulgadas en la ingle o en el área de la hernia. La incisión se extenderá a través de la piel, la grasa subcutánea, y permitirá al cirujano llegar hasta el nivel del defecto. El cirujano quizá opte por usar un pedazo pequeño de malla quirúrgica a fin de corregir el defecto o el agujero. Esta técnica por lo general se realiza con anestesia local y sedación, sin embargo también puede realizarse con anestesia espinal o general.
La decisión de realizar el procedimiento abierto se determina a criterio de su cirujano ya sea antes o durante la operación misma. Cuando el cirujano siente que es más seguro convertir el procedimiento laparoscópico en abierto, no se trata de una complicación, sino más bien de una decisión quirúrgica sensata. La decisión de convertir a un procedimiento abierto se fundamenta estrictamente en la seguridad del paciente.